Muchas veces los padres de familia cristianos (ya el Hombre,
ya la Mujer), en el mundo actual que vivimos nos enfocamos, bajo el alegato de
que ¨la salvación es individual¨, en procurar solo nosotros estar en comunión y
en consonancia a los estatutos del Señor Jesucristo; olvidando de esta manera
que no sólo nosotros sino también nuestra casa (Esposa, hijos y cualquier otro
familiar bajo nuestra responsabilidad debe sujetarse a la palabra de Dios a la que
nosotros estamos sujetos).
No es extraño ver padres cristianos cuyos hijos se encuentra inmersos en alcohol, drogadicción y prostitución, porque estos padres, cristianos, nunca tuvieron el coraje de, durante la etapa de infancia de sus hijos, llamarles la atención y reprender con firmeza conductas desviadas que pudieran haber tenido. Dejándolos a su albedrío y hoy sufren las consecuencias.
El mundo moderno, con su entramado legal nos sustrae de la
gracia del señor y pone en riesgo nuestra salvación y la de nuestras familias. Pues
se entiende que cada quien es libre para hacer lo que mejor le parezca. (Desviada
forma de pensar). Cuando somos en realidad, administradores de las cosas del señor, nuestra familia incluida, y por consiguiente en su momento hemos de rendir cuentas de ese bien tan preciado que Dios nos ha permitido administrar.
La palabra del señor (La Biblia) nos relata diversas
historias de hombres que lograron poner orden a todos los que bajo su tutela
estaban, aun de forma obligatoria, y escaparon a la ira de Dios ellos y sus
familias.
El rey de Nínive, tras oír la advertencia enviada por el señor
a través del profeta Jonás, ordeno cilicio colectivo en el pueblo, en el cual
ni hombres, ni mujeres, ni niños, ni animales podrían comer ni beber hasta ver
si el clamor llegaba a la presencia de Dios y este los perdonase por sus transgresiones.
Todos escaparon en aquella ocasión de la ira del señor. (JONAS CAPITULO 3-VERSÍCULO
10).
Así mismo vemos el reinado de Josías, quien empezó a reinar
a edad de 8 años sobre el pueblo de Israel, el desenfado y falta de orden que
en aquel entonces tenía el pueblo de Dios, habían motivado un juicio irrefutable
de parte del señor. El rey, tras tomar conocimiento de la ley y estatutos de
Dios, no solo rasgó sus vestidos, sino que eliminó todas las actividades
corruptas (abominaciones dice la Biblia) y más aún ordenó que todo el que se
encontrase en territorio de Israel (en su casa, tu casa es tu reino) tendría que
servir y sujetarse a los preceptos de Dios. De este modo el señor no solo
confirmo su reino, sino que prometió no castigar al pueblo como lo había dicho.
(VER 2-CRÓNICAS CAPITULO 34- VERSÍCULO 33).
Y ni hablar del magnífico Juez llamado Josué, quien
consciente de las bendiciones y seguridad, actual y futura, que produce para nosotros y nuestras familias obedecer
al señor, manifestó en franco desafío a un pueblo rebelde: Quien quiera hacer lo que mejor le parezca
que lo haga¨ pero mi casa y yo serviremos a Jehová. (JOSUE CAPITULO 24- VERSO
15.
Amigo lector, no permitas que tu casa (tu familia) se pierda
por falta de orden y disciplina al señor. La advertencia está hecha. Yo
procurare, al igual que Josué, que mi casa y yo Sirvamos a Jehová.
Raúl Vélez Oz.
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